René Descartes para Quinto Grado de Secundaria

Aquí te compartiremos GRATIS la ficha de René Descartes para Quinto Grado de Secundaria o estudiantes de 16 años de edad. Este contenido corresponde al curso de FILOSOFÍA y lo podrás descargar gratuitamente en formato PDF.

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Ficha de René Descartes para Quinto Grado de SecundariaEsperamos que este material educativo de René Descartes sea de ayuda en la enseñanza y aprendizaje de este maravilloso curso de filosofía.

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¿Qué Contiene esta Ficha Educativa que te Ofrecemos GRATIS?

Esta ficha de René Descartes contiene conceptos teóricos muy importantes acerca de:

  • René Descartes
  • Actividades para desarrollar.

Ahora conceptualizaremos algunos de estos temas:

Noción

El racionalismo establece que nuestros conocimientos válidos y verdaderos acerca de la realidad proceden, no de los sentidos, sino de la razón, del entendimiento mismo. Para comprender esta afirmación característica del racionalismo, es conveniente tener en cuenta el ideal y el método de la ciencia moderna.

El ideal de la ciencia moderna es el de un sistema deductivo en que las leyes se deducen a partir de ciertos principios y conceptos primeros. Las ideas y principios, a partir de los que se ha de construir deductivamente nuestro conocimiento de la realidad, no proceden de la experiencia.

Ciertamente, los sentidos nos suministran información acerca del universo, pero esta información es confusa y a menudo incierta. Los elementos últimos de los que ha de partir el conocimiento científico, las ideas claras y precisas que han de constituir el punto de partida, no proceden de la experiencia, sino del entendimiento que las posee en sí mismo.

Esta teoría racionalista acerca del origen de las ideas se denomina innatismo, ya que sostiene que hay ideas innatas, connaturales del entendimiento, que no son generalizaciones a partir de la experiencia sensible.

René Descartes

Nació en 1596, en el seno de una familia noble y acomodada. Se educó desde 1604 hasta 1612 en el colegio de los jesuitas de La Fléche. Su moderada fortuna le permitió dedicar su vida al estudio, a la ciencia y la filosofía. De 1628 a 1649 permaneció en Holanda; ese año se trasladó a Estocolmo, donde murió al año siguiente.

Sus obras más significativas son: las Reglas para la dirección del espíritu (Regulae ad directionem ingenii), obra incompleta que fue escrita hacia 1628 y publicada en 1701; las Meditaciones (Meditaciones de prima philosophia in quibus existencia Dei et animae inmortalitas demosnstrantur), escrita en 1640 y cuyo contenido comunicó a diversos filósofos y teólogos, lo que dio lugar a seis series de objeciones y respuestas; el Discurso del método (1637) y Los principios de la filosofía (Principia philosophiae), obra aparecida en 1644.

La duda y la primera verdad: «Pienso luego existo»

Aqui les explicamos sobre la duda y la primera verdad:

La duda metódica

La búsqueda de un punto de partida absolutamente cierto exige una tarea previa, la cual consiste en eliminar todos aquellos conocimientos, ideas y creencias que no aparezcan dotados de una certeza absoluta; hay que eliminar todo aquello de que sea posible dudar.

De ahí que Descartes comience con la duda. Esta duda es metódica, es una exigencia del método en su momento analítico. El escalonamiento de los motivos de duda presentados por Descartes hace que aquella adquiera la máxima radicalidad.

  1. La primera y más obvia razón para dudar de nuestros conocimientos se halla en la falacia de los sentidos. Los sentidos nos inducen a veces a error. Ahora bien, ¿qué garantía existe de que no nos inducen siempre a error? Ciertamente, la mayoría de los hombres considerarían altamente improbable que los sentidos nos induzcan siempre a error, pero la improbabilidad no equivale a la certeza, razón por la que la posibilidad de dudar acerca del testimonio de los sentidos no queda totalmente eliminada.
  2. Cabe, pues, dudar del testimonio de los sentidos. Esto nos permite dudar de que las cosas sean como las percibimos por medio de los sentidos, pero no permite dudar de que existan las cosas que percibimos. De ahí que Descartes añada una segunda razón –más radical– para dudar: la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño. También los sueños nos muestran a menudo mundos de objetos con extremada viveza, y, al despertar, descubrimos que tales mundos de objetos no tienen existencia real. ¿Cómo distinguir el estado de sueño del estado de vigilia y cómo alcanzar certeza absoluta de que el mundo que percibimos es real? En este caso, hemos de hacer la misma observación que en el caso de las falacias de los sentidos: por supuesto, la mayoría de los hombres –si no todos– cuentan con criterios para distinguir la vigilia del sueño; pero estos criterios, sin embargo, no sirven para fundamentar una certeza absoluta.
  3. La imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño permite dudar de la existencia de las cosas y del mundo, pero no parece afectar a ciertas verdades, como las matemáticas: dormidos o despiertos, los tres ángulos del triángulo suman 180 grados en la geometría de Euclides. De ahí que Descartes añada el tercer y más radical motivo de duda: tal vez exista algún espíritu maligno –escribe Descartes– «de extremado poder e inteligencia que pone todo empeño en inducirme a error». (Meditaciones, I). Esta hipótesis del «genio maligno» equivale a suponer: tal vez mi entendimiento es de tal naturaleza que se equivoca necesariamente y siempre cuando piensa captar la verdad. Una vez más se trata de una hipótesis improbable, pero que nos permite dudar de todos nuestros conocimientos.
  4. La primera verdad y el criterio

La duda llevada hasta este extremo de radicalidad parece abocar irremisiblemente al escepticismo. Esto pensó Descartes durante algún tiempo hasta que, por fin, encontró una verdad absoluta, inmune a toda duda por muy radical que sea esta: la existencia del propio sujeto que piensa y duda.

Si yo pienso que el mundo existe, tal vez me equivoque en cuanto a que el mundo existe, pero no cabe error en cuanto a que yo lo pienso; igualmente, puedo dudar de todo menos de que yo dudo.

Mi existencia, pues, como sujeto que piensa (que duda, que se equivoca, etc.) está exenta de todo error posible y de toda duda posible. Descartes lo expresa con su célebre «Pienso, luego existo».

Pero mi existencia como sujeto pensante no es solamente la primera verdad y la primera certeza: es también el prototipo de toda verdad y de toda certeza. ¿Por qué mi existencia como sujeto pensante es absolutamente indubitable? Porque lo percibo con toda claridad y distinción.

De esto deduce Descartes su criterio de certeza: todo cuanto perciba con igual claridad y distinción será verdadero y, por lo tanto, podré afirmarlo con inquebrantable certeza: «En este primer conocimiento no existe sino una percepción clara y distinta de lo que afirmo; lo cual no sería suficiente para asegurarme de la certeza de una cosa, si fuera posible que lo que percibo clara y distintamente sea falso.

Por tanto, me parece que puedo establecer como regla general que todo lo que percibo clara y distintamente es verdadero» (Meditaciones, III).

Clases de ideas

Hay, pues, que partir de las ideas. Hay que someterlas a un análisis cuidadoso para tratar de descubrir si alguna de ellas nos sirve para romper el cerco del pensamiento y salir a la realidad extramental. Al realizar este análisis, Descartes sigue tres tipos de ideas:

  1. Ideas adventicias: Aquellas que parecen provenir de nuestra experiencia externa. Poe ejemplo, las ideas de hombre, de árbol, los colores, etc. (Hemos escrito: «parecen provenir» y no: «provienen», porque aún no nos consta la existencia de una realidad exterior).
  2. Ideas facticias: Aquellas ideas que construyen la mente a partir de otras ideas. Por ejemplo, la idea de un caballo con alas, etc. Es claro que ninguna de estas tareas puede servirnos como punto de partida para la demostración de la existencia de la realidad extramental: Las adventicias, porque parecen provenir del exterior, y, por lo tanto, su validez depende de la problemática existencia de la realidad extramental. Las facticias, porque, al ser construidas por el pensamiento, su validez es cuestionable.
  3. Existen, sin embargo, algunas ideas (pocas, pero, desde luego, las más importantes) que no son ni adventicias ni ficticias. Ahora bien, si no pueden provenir de la experiencia externa ni tampoco son construidas a partir de otras, ¿cuál es su origen? La única contestación posible es que el pensamiento las posee en sí mismo, es decir, son innatas. Henos aquí, pues, ya ante la afirmación fundamental del racionalismo de que las ideas primitivas a partir de las cuales se ha construir el edificio de nuestros conocimientos son innatas. Ideas innatas son, por ejemplo, las ideas de «pensamiento» y la de «existencia», que ni son construidas por mí ni proceden de experiencia externa alguna, sino que me las encuentro en la percepción misma del «pienso, luego existo».

La estructura de la realidad: las tres sustancias

De lo anteriormente expuesto, se comprende fácilmente que Descartes distingue tres esferas o ámbitos de la realidad: Dios o sustancia infinita, el yo o sustancia pensante y los cuerpos o sustancia externa. Ya hemos señalado que, según Descartes, la esencia de los cuerpos es la extensión; Descartes niega la realidad de las cualidades secundarias.

El concepto de «sustancia» es un concepto fundamental en Descartes y, a partir de él, en todos los filósofos racionalistas. Una célebre definición cartesiana de sustancia, que no es la única ofrecida por Descartes, pero sí la más significativa, establece que sustancia es una cosa que existe, de modo que no necesita otra cosa para existir.

Tomada esta definición de un modo literal, es evidente que solo podría existir una sustancia, la sustancia infinita (Dios), ya que los seres finitos, pensantes y extensos, son creados y conservados por Él.

Descartes mismo reconoció (Principios, I, 51) que tal definición solamente puede aplicarse de modo absoluto a Dios, si bien la definición puede seguir manteniéndose por lo que se refiere a la independencia mutua entre la sustancia pensante y la sustancia extensa, que no necesitan la una de la otra para existir.

Actividades de la Ficha de René Descartes

En esta ficha educativa también hallaras actividades de René Descartes elaboradas especialmente para los estudiantes de quinto grado.

Ahora te presentaremos algunas de estas actividades:

1.- Según Descartes, Dios sería la sustancia _______.

  1. universal
  2. extensa
  3. infinita
  4. pensante
  5. individual

2.- La corriente filosófica racionalista polemizó con ________.

  1. el existencialismo
  2. el romanticismo
  3. el empirismo
  4. el panteísmo
  5. el futurismo

3.- ¿Cómo denominó Descartes a las ideas que son representación de una realidad exterior?

  1. Ficticias
  2. Teóricas
  3. Extensas
  4. Adventicias
  5. Innatas

4.- Al iniciar la duda metódica, Descartes se propuso aceptar como verdadero solo aquello _____ y ______.

  1. claro – distinto
  2. teórico – racional
  3. firme – dinámico
  4. innato – extenso
  5. teórico – empírico

5.- Con la hipótesis del genio maligno, Descartes cuestiona _____.

  1. la realidad
  2. las verdades matemáticas
  3. los dogmas
  4. la religión
  5. la moral

Esperamos que todos los estudiantes de quinto de secundaria puedan desarrollar todas las actividades de René Descartes propuestas en esta ficha educativa que te compartimos.

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